30 años después sigue vigente cultura autoritaria
Hace más de 30 años que derrocamos al dictador y sin embargo todavía es parte de nuestra propia esencialidad como sociedad y como individuo. Sigue vigente la cultura autoritaria, que se expresa en el mbareté, que atropella cualquier derecho del otro. El sentido de otredad está ausente en el mundo cultural cotidiano, rechazamos en forma permanente al diferente, sean por cuestiones de color de piel, de creencia, de opción sexual.
Asumir las diferencias es el desafío de una sociedad democrática
No asumimos, que la sociedad es el mundo de la diferencia, de la multiplicidad de los seres humanos, desde creencias religiosas hasta formas de vivir la vida cotidiana.
La vida en democracia y en dictadura
Justamente ahí está la diferente manera de vivir en dictadura y en democracia. En la dictadura se vive sobre línea prefijada y obligatoria impuesta por el poder. Norma rígidas de lo permitido y lo prohibido, cualquier disidencia es penalizada a sangre y castigo. Una sociedad uniformada, delineada de acuerdo a los criterios establecidos no por orden legal, definidos por leyes, sino por la voluntad del que manda.
La democracia se vive el mundo de la libertad. El ciudadano en un amplio espectro que reconoce las diferencias dentro de reglas pautadas por la propia ciudadanía.
La democracia se adecua a los cambios de cosmovisión social
Es sabido que las costumbres y los hábitos sociales van cambiando con el tiempo, el estado y las leyes que las rigen deben adecuarse a esos cambios. La democracia permite el desarrollo de los seres humanos, a sus nuevas iniciáticas de convivencia social, en cambio la dictadura las oprime y castiga toda iniciativa que suponga cambio social.
