ATROZ VIOLENCIA COMUNIDAD GUARANÍ DESALOJADA

La violencia del desalojo, destruyó viviendas y puso a niños, ancianos en la vera del camino, en momentos de intensa lluvia.

Comunidad Guaraní Violenta expulsión de su territorio ancestral

Comunidad El 18 de noviembre 2021 un gigantesco despliego policial concretó el desalojo de 70 familias de la comunidad indígena Hugua Po’í del pueblo Mbya Guaraní, ubicada en Raúl Arsenio Oviedo, del Departamento de Caaguazú, acusados de ser ocupantes de sus propias tierras ancestrales.Guaraní. Violenta expulsión de su territorio ancestral

La población indígena, incluida niños, quedaron en la intemperie bajo lluvia

La violencia del desalojo, destruyó viviendas y puso a niños, ancianos y demás de la población, en la vera del camino, en momentos de intensa lluvia. El Estado paraguayo, a través de la policía, en vez de cumplir el mandato constitucional de proteger a las comunidades originarias, anteriores, inclusive al estado paraguayo, ha defendido los intereses de extranjeros que obtuvieron títulos de propiedad de territorio ocupado por sus verdaderos dueños, inclusive antes que existiera ninguna Ley de propiedad. En la medida del avance de la deforestación y de la intensificación del cultivo industrial siguen ocurriendo desalojos de comunidades indígenas que habitan en la selva o cercano a ella.

Extraña conducta de los descendientes mestizos guaraní-español

Pareciera que sigue existiendo la misma cultura colonial en que los hijos de españoles con indígenas despreciaban a sus primos indígenas puros. Tal era la necesidad d diferenciarse que, en la década del 50, una encuesta develaba que una mayoría de la población paraguaya mestiza, creía que los indios no eran humanos. 

El estado paraguayo tiene la palabra.

Crónica de un incendio anunciado

Todo el mundo, las autoridades municipales, los bomberos, los usuarios, la ciudanía asuncena tenían conciencia de que una catástrofe era posible.

Abundaban las instalaciones eléctricas clandestinas, se producían casi de forma permanente cortos circuitos

Victor-Jacinto Flecha

  • A través de los últimos 80 años el mercado 4 ha crecido descontroladomente
  • La municipalidad, organismo responsable del mercado, no ha tenido control de su crecimiento ni medidas preventivas
  • Esta tragedia fue predecible y protagonizada por la decidía y la corrupción

García Márquez y el incendio en el Mercado 4 de Asunción

Gabriel García Márquez escribió una novela titulada “crónica de una muerte anunciada” donde relata paso a paso los sucesos premonitorios que terminaría con una muerte. Lo mismo pusiéramos decir del incendio del Mercado N.º 4 de Asunción, producido el 3 de noviembre 2021.

Este mercado fue creado en 1942, es decir tiene cerca de 80 años. Al mismo tiempo de su inauguración se clausuró un antiguo mercado de origen colonial, llamado Mercado Guasú (grande en guaraní) ubicado en mero centro de Asunción, en cuyo su lugar, se construyeron 4 plazas conjuntas, como centro neurálgico de Asunción.  

Ese mismo año, como parte de un plan municipal de ofrecer mercados de verduras, carnes y comestibles a sus pobladores, se crearon mercados municipales en diferentes barrios de Asunción, pero el ninguna tuvo tanto éxito como el Mercado 4, ubicado entre dos grandes avenidas que son la Silvio Pettirossi y la Fernando de la Mora, contorneada por la Avenida Perú, una de las principales arterias de Asunción.

La avenida Pettirossi, en esa época y hasta décadas después, fue la arteria principal para el ingreso y egreso de Asunción hacia el interior del país.

La ausencia de planificación potenció la anarquía

El Mercado 4 fue creciendo sin ninguna planificación municipal.  Con el tiempo se convirtió no solo en un mercado de productos alimenticios sino de ventas en general. Inclusive se creó una amplia zona aledaña, muy extendida, de comercios de toda laya. En el área propiamente del mercado tuvo un crecimiento anárquico.

Fueron aumentando, cada vez más, puestos de ventas precarios, inclusive, debido a la corrupción de funcionarios, se otorgaba el permiso correspondiente de abrir nuevos puestos de exhibición y ventas sobre el territorio de otras cacillas casi todas con materiales sumamente inflamables. Un verdadero atolladero, con pasillos muy estrechos, ocupados inclusive por mercaderías ofertadas en el piso, obstaculizando aún mas el paso de los compradores.

La municipalidad cobraba y sigue cobrando un canon sin hacer nada. La Administración Nacional de Electricidad (ANDE) es la empresa monopólica del Estado que provee electricidad a todo el país no tenía ningún control sobre los tendidos dentro del perímetro del mercado, donde habitualmente, casi como norma, los usuarios registrados volvían a revender la energía eléctrica a través de cables extendidos a casilla a casilla.

Nadie tenía ningún control de la capacidad de sus propias instalaciones eléctricas, forzando la utilización más allá de la potencia posible. En forma permanente se producían cortos circuitos. En este enjambre de casillas y pasillos estrechos   fue muy difícil el actuar de los bomberos

La catástrofe estaba anunciada, pero nadie hizo nada

Todo el mundo, las autoridades municipales y los prestadores de servicios públicos del Estado, los bomberos, los usuarios, la ciudanía asuncena tenían conciencia de una impostergable reforma estructural del mercado y que una catástrofe era posible.

Pero nadie hizo nada. El gran incendio de hoy mostró todas las falencias de la no existencia de ningún plan de emergencia. Igualito que la novela, el incendio estaba anunciado.